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Un cachorro aparece atado en el puerto de Tragove con evidentes síntomas de haber sido maltratado. En pocas horas, cientos de personas se movilizan para adoptarlo
- Autor:
- Roi Palmás
Aquel slogan de «él nunca lo haría» ha retumbado con fuerza en las últimas horas en Cambados. En el puerto de Tragove lleva tiempo olvidado y abandonado un vehículo en estado de siniestro total. Hasta ahora parecía simplemente una alegoría que recordaba un suceso. Sin embargo, la historia ha tomado tintes trágicos.
Un cachorro de pit bull apareció atado al amasijo de hierros del coche. Presentaba evidentes síntomas de violencia y estaba a la intemperie, bajo la lluvia. Las heridas y magulladuras se las estaban produciendo dos personas cuando fueron sorprendidas por un vecino de la zona. Ambos, al ver que había testigos del maltrato, echaron a correr.
El cachorro, recientemente bautizado como «Balto», reside ahora en la protectora de animales de Cambados. Cuando fue auxiliado por agentes de la Policía Local y de Protección Civil, y cuando el personal de la protectora llegó a Tragove, al can le sangraban las pezuñas y las patas, pero su reacción a las caricias no fue la de atacar o defenderse tras los palos recibidos. Fue la de mostrarse dócil y agradecido a aquellos que le estaban salvando la vida.
Todo sucedió muy rápido. En poco tiempo estaba a cobijo, superando el trance como bien podía y dejándose cuidar. Y ahí entró en escena uno de los últimos grandes inventos de la modernidad: Facebook. Fue publicarlo en el muro de la protectora y acto seguido comenzaron a llegar las reacciones. «Llevamos todo el día colapsados, atendiendo llamadas y mensajes», reconoce Olga Costa, una de las responsables del colectivo.
Lo más curioso del caso es que los mensajes empezaron a llegar desde todos los puntos de España. Huelva y Barcelona fueron solo algunos de los primeros lugares que mostraron interés por quedarse con Balto, aunque puede ser que se quede en Galicia porque también tiene pretendientes suficientes como para poder incluso elegir.
Además de publicarlo en Facebook, los que ahora le cuidan, publicaron el caso en Tuenti y en blogs y la avalancha fue total. Está claro que las redes sociales han venido para quedarse y además, sirven para mucho más que para invertir largas horas delante de la pantalla del ordenador o del móvil.
Responsables
Como en todas las historias hay un responsable. El primero de ellos ha de ser siempre el dueño del animal. El pit bull tiene un microchip identificativo y obviamente eso es sinónimo de que en cuestión de minutos se identifica al dueño. Sin embargo no aparecía en la base de datos del Regiac. Se complicaba la búsqueda.
Horas después se identificaba, con nombres y apellidos al titular del mismo. Es de nacionalidad no española. El resto, queda ya en el anonimato y en los apuntes de las autoridades competentes, que tendrán que hacer lo que dicte la ley.
Lo que sí se sabe, tirando de los hilos, es que es el mismo dueño de otros perros de razas similares a este que no tienen microchip identificativo, algo que no está permitido.
Por desgracia hay muchos casos en España en los que a este tipo de animales o no se le instala la identificación electrónica o se le arranca. Y ahí está la labor de la justicia.
De momento, Balto ha tenido suerte y cambiará el maltrato por un hogar. Quizás el padrino deba de ser el Facebook.
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